El aeropuerto de La Habana se abrirá vuelos comerciales regulares en noviembre después de haberse cerrado durante siete meses y medio debido a la pandemia de coronavirus. El movimiento llega a tiempo para lo que tradicionalmente es la temporada alta turística de la nación insular caribeña de noviembre a marzo, aunque se espera que la pandemia reduzca el flujo de visitantes.
El sector turístico es uno de los principales sectores que ganan ingresos en moneda dura en Cuba, con dinero en efectivo, ya que abrió la mayor parte del país el mes pasado a los viajeros. Sumido en la crisis y la escasez por las duras sanciones estadounidenses y el brote COVID-19, el país dependiente de las importaciones está luchando hacia una “nueva normalidad”.
El gobierno cubano dijo que estaba frenando la apertura de la capital hasta que su brote de coronavirus estuviera lo suficientemente contenido. Las autoridades analizarán a todos los viajeros internacionales en busca de coronavirus a sus llegadas, dijeron los medios estatales, y cobrarán una tarifa sanitaria para cubrir los costos adicionales de los nuevos protocolos de higiene necesarios.
Cuba no requiere que los viajeros tomen una prueba de coronavirus antes de viajar, pero esta semana dijo a las agencias de turismo que insistirán a los visitantes en que monitorearan su propia salud antes de viajar y después de viajar. Esto se da más que nada después de que 11 de los 900 turistas rusos que llegaron a un complejo de playa del norte, la semana anterior, dieron positivo al arribar al país.