Los amantes del sol y los fanáticos de la playa que regresan a las costas de España cuando el encierro termine y las restricciones de viaje se hayan suavizado tendrán que observar el distanciamiento social que tendrán que realizar, para salvar vidas.
El 16 de marzo, España entró en un encierro nacional para frenar la propagación de COVID-19. Todos los negocios no esenciales cerraron, las fronteras fueron selladas y sus costas mundialmente famosas fueron cerradas al público con banderas rojas izadas en las playas.
Después del fin de semana de Pascua, algunas de esas restricciones fueron levantadas con un pequeño porcentaje de la población que regresaba a trabajar en industrias no esenciales.
Y aunque en mayo se suavizarán aún más las restricciones, el ministro de Turismo Reyes Maroto dijo al periódico El País que no sabía cuándo se reabrirían las fronteras. Dijo que depende de cómo “evolucione la crisis de la salud”, pero si indico que el turismo será uno de los últimos sectores en “superar la crisis”.
Las playas permanecen cerradas y nadar en el mar está prohibido bajo el estado de las reglas de emergencia, incluso con un clima más cálido en el horizonte. La Sra. Maroto dijo que las reglas de distanciamiento social continuarán de forma previsibles y que los bañistas tendrán que ajustar su comportamiento en consecuencia. Eso significa que incluso las multitudes de verano estarán prohibidas y es probable que haya reglas estrictas con respecto a la colocación de toallas y sobre la natación.
“Es muy importante que sigamos siguiendo las recomendaciones de salud, debemos mantener lo que estamos haciendo ahora, lavarnos las manos, mantener la distancia social… incluso en la playa”, explicó. “Hasta que no haya una vacuna nada será como antes. Las reuniones tendrán que tener limitaciones para mantener una distancia de seguridad adecuada.”
Según la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas, España es el segundo país más visitado del mundo, después de Francia. Su vibrante mezcla de playas brillantes, cultura, comida, historia y sol durante todo el año atrajo a un récord de 83,7 millones de visitantes el año pasado, que en parte buscarán volver a venir, en algún momento, cuando esto sea posible.