Italia sigue encerrada en un esfuerzo por contener la propagación de coronavirus (COVID-19) y mientras los italianos cantan desde sus balcones para mantenerse fuertes, las calles de todas las grandes ciudades están desiertas y los turistas han desaparecido, dejando lugar para que la naturaleza vuelva a entrar.
Los canales de fama mundial de Venecia brillan con aguas inusualmente claras, algo que sería imposible con el alto tráfico de barcos, vaporettos y góndolas que suelen navegarlos y agitar sedimentos en el agua, lo cual hace con el movimiento que se pueblen de suciedad.
El agua es tan clara que se pueden ver enormes escuelas de peces nadando alrededor, y cisnes, que tradicionalmente han vivido en los canales de Burano en la laguna veneciana, están disfrutando de tener el agua clara de la Serenissima para sí mismos. Pero Venecia no es la única ciudad italiana que ve un regreso de la naturaleza en sus calles.
Los delfines fueron vistos nadando en el puerto de Cagliari en la isla de Cerdeña, y en la segunda ciudad de la isla, Sassari, jabalíes (que todavía son bastante numerosos en toda Italia) se han visto buscando comida en las calles vacías, gracias a un encierro de ciudadanos y la ausencia de turistas. Los patos también nadan en las fuentes de Roma, algo que ha sucedido antes, pero eso es, por supuesto, ayudado por el hecho de que no hay nadie alrededor para molestarlos.
Al igual que sucedió en China, la contaminación tanto del aire, agua y de la tierra, ha bajado significativamente en Italia desde el comienzo del bloqueo y la calidad general del aire ha mejorado (lo cual es positivo para la salud de las personas). Las medidas de asilamiento a nivel nacional comenzaron el 9 de marzo y continuarán hasta el 3 de abril, fecha en que se evaluará una posible continuación o no.
