Fibras sobrantes de la producción de tequila se han convertido en ecológicas

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Las pajitas de plástico se han convertido en el hijo del cartel del movimiento ambiental que prohíbe los productos desechables de un solo uso, y hoy en día es mucho menos probable que veas a un bartender de restaurantes o hoteles sumergir uno en tu piña colada.

Las alternativas han surgido en su lugar, cada una con sus ventajas y desventajas: las pajitas metálicas son reutilizables pero duras en los dientes, las de cartón son biodegradables pero se empapan fácilmente y se vuelven gruesas. Una de las marcas de bebidas espirituosas más reconocibles del mundo acaba de encontrar una solución ingeniosa y sostenible.

La marca de tequila Jose Cuervo Tradicional acaba de presentar una pajita biodegradable hecha de fibras de agave recicladas. A partir del próximo año, millones de estas pajitas se desplegarán en bares, restaurantes y eventos de José Cuervo en todo Estados Unidos y México para reducir el consumo de plásticos. Así es, pronto podrás tomar tu margarita o paloma a través de una pajita hecha de restos del mismo material que fue fermentado y destilado para hacer el alcohol para tu bebida.

Las pajitas a base de agave tienen una sensación y textura similar a la de las pajitas de plástico y reemplazan alrededor de un tercio de los polímeros. Una vez desechadas, las pajitas de agave son consumidas por microorganismos y se biodegradarán completamente entre uno y cinco años en condiciones normales de vertedero.

Las pajitas son el primer proyecto del Proyecto Agave, la iniciativa de Cuervo para crear una economía circular en la industria del tequila y mostrar su continuo compromiso con la tierra y el pueblo de Tequila y México.

“Las pajitas a base de agave De José Cuervo son sostenibles… porque no sólo se biodegradan 200 veces más rápido que las pajitas de plástico normales, sino que también requieren menos recursos en su creación”, dice Ana Laborde, CEO y fundadora de BioSolutions México y PENKA, que desarrolló las pajitas en asociación con Cuervo.

Se necesitan alrededor de seis años para que una planta de agave madure lo suficiente para ser cosechada para la producción de tequila, y esta es una forma creativa de que Cuervo está demostrando el compromiso de la empresa de utilizar las fibras de agave que quedan después de que el proceso de destilación se haya completado en el tiempo.

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