Excelente ingrediente en recetas dulces y saladas, la calabaza está presente desde la sopa hasta la mermelada. Muy nutritivo, contiene más vitamina A que la coles, más potasio que la banana y más fibra que la quinua.
Una porción de esta verdura contiene sólo 30 calorías, generosas dosis de vitamina C, potasio, vitamina B, hierro, magnesio y calcio. Como si esto no fuera suficiente, vea más razones para incluir este manjar en su menú:
Fuente de fibra
Una taza de calabaza tiene aproximadamente siete gramos de fibra (20% de la cantidad diaria recomendada). Este componente promueve la saciedad, ayuda a estabilizar el azúcar en la sangre y mantiene su energía a lo largo del día.
Es cardioprotector
La calabaza está llena de minerales reguladores de la presión arterial como el potasio, el magnesio y el hierro. Se necesitan para proporcionar oxígeno a los glóbulos rojos. Sorprendentemente, una taza de calabaza lleva el 14% de su valor diario de potasio mientras que un plátano tiene el 12%.
Mejora la inmunidad
La planta es una fuente de betacaroteno, un importante antioxidante para la integridad y salud de la piel, así como de vitaminas C y E, también importantes para la reparación de las células dañadas del cuerpo. Las dietas ricas en antioxidantes y potasio también están vinculadas para ayudar a reducir el riesgo de cáncer.
¿Qué hay de las semillas de calabaza?
Es rico en fibra, proteína y grasa insaturada, en su mayor parte. Esta semilla también concentra vitaminas (ácido fólico y niacina) y minerales (selenio, magnesio, potasio y especialmente zinc). La semilla de calabaza es también una fuente de vitamina E, un potente antioxidante que tiene un efecto antienvejecimiento y protege la piel y el cabello.
Convertido en harina, reduce la glucosa, los triglicéridos y el colesterol, pero puede tener un efecto laxante. Cómo se consume: tostado, con la cáscara y sin sal. De sabor neutro, las semillas se combinan con sopas, ensaladas, risotto y huevos revueltos.
